Celos entre hermanxs

El miedo a perder aquello que se tiene ante la amenaza de un rival es un sentimiento común en menores y adultxs.

NIÑ-O_5años

Celos y envidia son emociones que se confunden porque suelen ir de la mano, pero son muy diferentes. La envidia nos hace desear lo que la otra persona tiene; es una desagradable sensación de carencia que busca apropiarse del objeto de deseo. Los celos avisan del riesgo de perder aquello que ya es nuestro por la amenaza de una tercera persona rival. A los tres años es el amor de papá y mamá lo que se puede perder, desafiadxs por la criatura recién nacida que acapara ahora toda la atención familiar. A los 40, las reyertas celosas entre hermanxs surgen por ser el hijx valoradx o por la distribución de la herencia que nos despoja de lo que creemos nuestro.

Los celos son desagradables pero normales, surgen porque somos seres sociales en constante proceso de comparación: «¿Soy igual, mejor o peor para mamá o papá que a quien arrullan en sus brazos?», se pregunta la criatura de tres años enfurruñada en una esquina de la habitación. «¿Por qué no me valora mi madre más que a mi hermana si soy yo quien la cuida en su vejez?», dicen los celos furiosos de una mujer de 40 años que aún busca autoestima en la aprobación de su progenitora.

LA ACTITUD DE LAS CRIATURAS

familiaCuando surgen los celos las criaturas se sienten enfadadas, rabiosas y empiezan los agotadores rifirrafes entre los hermanos y/o hermanas que rivalizan para no perder el amor y la atención del padre y la madre. También pueden mostrar síntomas psicosomáticos como los «¡me duele la tripa!», dejar de comer, vomitar, tener miedos nocturnos o repetir conductas ya olvidadas como perder el control del esfínter. Es su llamativa manera de encontrar respuesta a una importante pregunta a esa edad: «¿Quién soy yo en la foto de esta familia?». Los celos pueden ser una certera llamada de atención al padre y a la madre, para que revisen y mejoren la dinámica familiar.

Algunas situaciones comunes donde surgen los celos entre hermanxs son:

  • el «síndrome del príncipe/princesa destronado/a», cuando la nueva criatura le aparta del foco de atención exclusiva, y reacciona con hostilidad hacia la madre, el padre incluso a su hermano o hermana recién nacido.
  • las familias numerosas de tres hijxs donde quien ocupa el segundo lugar, «el lugar de en medio», no tiene claro qué rol tiene en el sistema familiar, ni sabe qué le hace ser especial para su padre y su madre, por ello, adquiere un papel más retador y conflictivo.

cuaderno1Si su hijo tiene envidia podrá ofrecerle alternativas que le calmen: «Mañana vamos juntos a buscar un cuento parecido al de Jaime, pero antes ayúdale a recoger los juguetes». Si lo que tiene es celos no hay negociación posible, sólo hacerle sentir que pase lo que pase nos tiene a su lado. La clave para que nuestrx hijx vuelva a ser esa criatura alegre y cariñosa es establecer una buena relación basada en el apego seguro. Esto se traduce en ser pacientes, dar a cada criatura su espacio y su tiempo en exclusiva y aplicar algunas pautas para ayudarles a manejar su desbordante emoción.

LOS CELOS EN PERSONAS ADULTAS

familia-madresTodos y todas entendemos que un pequeño o una pequeña, se esfuerce por sentir cerca a su madre y/o su padre, pero esperamos que este resuelto en la adultez. El corazón tiene motivos que la razón no entiende, sobre todo, si los celos infantiles no fueron bien resueltos.

Es verdad que aunque nos esforcemos en ser ecuánimes para que nuestras hijas e hijos sean felices a todas las edades, las diferencias entre hermanos y hermanas, se hacen evidentes según van creciendo. Cada cual se convierte en adultx con su propia identidad. Los padres y/o las madres, con sus actitudes, pueden ahondar en estas diferencias y activar viejos conflictos.

Lo que un día fue una rivalidad infantil enfrenta en la adultez a la fratria,  por la posición y el rol asignado a cada quien: puede convertirse en el hijo o hija preferida o ser considerado más necesitado o necesitada; o sencillamente hay un trato desigual. En la edad adulta, los celos causan grandes estragos en la familia compuesta ahora por las parejas y la siguiente generación, que pueden contagiarse del conflicto.

gayLo más importante es transmitir el mensaje a todas las edades de que, con sus diferencias, se les quiere incondicionalmente. Con los hermanos y con las hermanas, tenemos la relación más larga de nuestra existencia. De cómo manejemos los celos dependerá que se conviertan en nuestros aliados y aliadas, o en nuestra competencia de por vida.

¿CÓMO AFRONTARLOS?

  1. Favorecer el vínculo desde la infancia.
  2. Implicar a la hermana o hermano mayor.
  3. Dedica tiempo y atención exclusiva.
  4. Mantener una actitud amable pero firme.
  5. Buscar alternativas y realizar actividades en familia.
  6. Dar explicaciones. Hacerles entender la razón del trato diferente. Así les ayudamos a comprender su individualidad.
  7. Favorecer actitudes de cooperación. Enseñar a compartir dando ejemplo como personas adultas.
  8. No ofrecer más atención al hijo o hija que siente celos.
  9. Evitar las comparaciones. Nuestros hijos e hijas, no tienen por qué ser iguales, es más, son diferentes.
  10. Ser pacientes.
Adaptado al lenguaje inclusivo     Isabel Serrano Rosa   Ana Belén León Pinto 02/02/2017