20161106 Diario Vasco

María Ángeles Álvarez (Psicóloga): «La autoestima es uno de los grandes daños de esta violencia, que cala hasta los huesos»

«Cuando llegan a la terapia, muchas mujeres sienten que algo han hecho mal y se sienten culpables» DIARIO VASCO, 6 noviembre 2016 JM.V. | SAN SEBASTIÁN

– ¿Qué deja más huella en las víctimas, los golpes o el maltrato psicológico?

– Por supuesto, lo que verdaderamente deja una huella indeleble y permanente es el maltrato psicológico.A1-56261977.JPG

– ¿Por qué?

– Porque afecta a la regulación emocional.

– ¿En qué situación llegan las mujeres a las terapias?

– Depende de cada mujer, pero la mayoría llegan con secuelas psicológicas. Siempre se ve depresión o ansiedad. Además, en muchas situaciones encontramos trastorno de estrés postraumático, que le lleva a experimentar continuamente la situación y el dolor vivido. Asimismo, cuando el maltrato es prolongado, todas llegan con baja autoestima. Hay que tener en cuenta que la persona con la que planeaba un proyecto vital, a quien amaba, es quien le maltrata. Eso es muy duro y afecta en lo más profundo de la persona.

– En las terapias, ¿les cuesta hablar de lo sufrido?

– Sí. Hay un primer momento en el que sienten que son ellas las únicas a las que les ha sucedido. Una de las fases de la violencia es cuando el victimario les aísla. Entonces, muchas de ellas se sienten muy culpables. Les agreden y les hacen ver que ellas son las responsables. Cuando llegan a la terapia sienten que algo han hecho mal y con una carga hacia ellas. Hay mujeres que no deciden por sí mismas porque se sienten desvalorizadas y culpabilizadas. Se sienten controladas y dominadas.

– ¿Cómo lograr que se abran?

– Lo fundamental es recibirles, entenderles y que sepan que vas a estar a su lado. Hay que validar todas las situaciones que cuentan y ayudarles a poner palabras. Cuando llegan aquí, nos encontramos con serias dificultades para ayudarles a recuperarse de los daños graves que presentan. Tras una fase de valoración, les enseñamos a que reconozcan situaciones de maltrato que han vivido y que no lo comprendían como tal. Así, se logra establecer una especie de vínculo.

– ¿Cómo acaba ese proceso?

– Lo que más he escuchado yo de mujeres que han sufrido maltrato durante 15-20 años es la frase: ‘Esto lo tenía que haber hecho hace muchísimo’. Tras 18 sesiones -en algunos casos se prorroga-, salen contentas y con cierto grado de autonomía, porque el empoderamiento es algo que trabajamos mucho en la intervención.

– ¿Salen con más autoestima?

– En todos los casos mejora la autoestima de estas mujeres. La baja autoestima es uno de los grandes daños que hace el maltrato, que cala hasta los huesos. Cuando se trabaja el empoderamiento, se trabaja el sentimiento de culpa y vergüenza, que para estas mujeres es muy importante. Muchas no manifiestan que han sufrido esa violencia de género porque se avergüenzan, como si fueran responsables de algo de lo que no ha sido responsable en absoluto.

– ¿Son capaces de perder el miedo o es algo que les acompañará toda la vida?

– El miedo es una de las primeras cosas que se pierde. Pero les va a quedar una sensación permanente de equivocarse y no haber sido capaces de resolver a tiempo, de ‘cómo pude yo experimentar eso’ tanto tiempo. Nosotros les ayudamos a que salgan de ahí, porque ellas no son responsables.