Duelo en Menores

Explicar la muerte a los niños y niñas

La muerte es un hecho común, como también lo es que genere una gran desazón. Muchos adultos y adultas quieren proteger a sus niños y niñas de ese sufrimiento y les ocultan, por ejemplo, el fallecimiento de un familiar. Los expertos y expertas aconsejan que no se actúe así. Es mejor explicarles lo que ha sucedido, pero con palabras que puedan comprender, despejando los temores que puedan sentir y arropándoles con cariño

“El abuelo se ha ido de viaje”; “en este momento no puedes hablar con él, ya le verás más tarde”; “la abuela está en el cielo con los ángeles”. Son algunas de las respuestas que un gran número de progenitores da a unos curiosos y preocupados hijos e hijas que no entienden muy bien qué ha pasado con su abuelo, abuela u otro familiar y por qué están todos tan tristes a su alrededor. Con estas frases lejos de tranquilizarlos, lograremos que cojan miedo a irse a dormir por temor a no despertarse, miedo al abandono, temor a asociar los viajes a las ausencias creándoles confusión hasta pueden llegar a tener miedo a viajar.

La muerte, tanto de un ser querido como de otros seres humanos, genera una tremenda desazón, cuando no miedo o pánico, y hace que cada persona sea más consciente de su mortalidad.  

En el caso de la infancia, el duelo se vive de forma muy distinta dependiendo de la edad y la forma en que los padres y madres comunican la información. Y es que hasta los progenitores más resueltos y resueltas pasan por un mal trago y recurren a manidos clichés que sólo confunden aún más a los pequeños y a las más pequeñas, teniendo además que lidiar con sus sentimientos de tristeza y dolor.

Paloma Rosado, encargada de los talleres para niños y niñas en situación de duelo de la asociación madrileña Alaia-Duelo, señala que el deseo de los padres y madres de proteger a sus hijos e hijas es tan grande que se intenta por todos los medios evitar que estén expuestos a cualquier dolor o sufrimiento, “cuando hay procesos para los que deberíamos prepararles”.

Ante la muerte de un familiar, los niños y las niñas reaccionan de maneras muy distintas y es importante que los padres y madres estén preparados.

Entre los sentimientos más comunes está la culpabilidad. Los niños y niñas temen ser responsables de la muerte acaecida e incluso, como afirma Paloma Rosado, “cuando tienen entre dos y cinco años, momento en que se desarrolla el pensamiento mágico, pueden llegar a creer que el haberse enfadado mucho con la persona fallecida ha podido causarle la muerte”.

Cumplidos los seis años, los niños y niñas empiezan a asimilar la idea de que quien muere no va a volver, y a partir de los ocho, interpretan la situación de un modo más preciso. Por ello, la experta recalca la importancia de dar una información clara, veraz y concisa: “Nunca se debe mentir ni decir que la persona fallecida ‘se ha ido de viaje’. Es importante que sepan desde el principio que ha muerto y que no va a volver”.

En el caso de las familias que creen en una vida después de la muerte, lo ideal es respetar dichas creencias, pero “siempre explicando el proceso real y físico que conlleva el fin de una vida”. Todo ello, con palabras que el pequeño pueda comprender.

Para transmitir esta información hay que generar una situación “lo más acogedora posible”, indica Rosado, “sin interrupciones, aceptar la respuesta del niño o de la niña sea cual sea, dejándole que se exprese, y actuar como filtro de las emociones que siente y que pueden desbordarle”.

Otro dato en que concuerdan New York Life y la asociación por el duelo Alaia es la importancia de que los adultos, padres, madres, parientes o amistades no escondan su dolor y expresen su tristeza, “siempre que no sea de un modo desconsolado”, puntualiza la experta de la asociación española. “Eso les enseña que también pueden llorar delante de los demás”, añade. “Es bueno –dice– hacerlo juntos o juntas y abrazadas, sin caer en la autocompasión y sin que se alargue demasiado en el tiempo”.

En cuanto a si el menor o la menor debe asistir al entierro o funeral, los expertos concluyen que sería la opción más acertada. Los pequeños y las pequeñas, como se transmite en el informe de la aseguradora americana, “necesitan saber que no se les va a excluir en este proceso y que van a poder despedirse de forma adecuada”. Para la encargada de los talleres de Alaia, “mientras no se esperen manifestaciones de dolor demasiado exaltadas y violentas, cuando niños y niñas comparten una situación importante con su familia, se sienten también importantes”.

¿Y qué hacer ante la enfermedad? “Hugo tiene ocho años. Está triste, decaído y se enfada con más facilidad de la habitual. A su madre le han diagnosticado “una grave enfermedad” que requiere un tratamiento largo. En casa está todo el rato pendiente de su madre y ni siquiera hace los deberes. Al preguntarle, dice haber escuchado algo referente a la enfermedad, pero no sabe qué es ni cuánto va a durar. El caso no es el único al que la psicóloga Susana de Cruylles se ha tenido que enfrentar. Su labor en el hospital Príncipe de Asturias de Madrid le ha llevado a conocer de cerca la historia de muchos niños y niñas que se han tenido que enfrentar a la enfermedad de un padre, madre o familiar cercano.

La experta afirma que las claves o los pasos que seguir para informar o explicar a la menor y  el menor la situación son bastante similares a los empleados a la hora de comunicar un fallecimiento. Cruylles recuerda que “el niño y la niña dependen de las personas adultas, y su proceso de aceptación va ligado al de sus cuidadores y cuidadoras más cercanos”. Así, si se siguen las pautas establecidas, “y dentro de ámbitos familiares estructurados y sanos –puntualiza Cruylles–, estas instrucciones son suficientes para tranquilizar a padres, madres y niños y niñas afectadas”.

A las claves para manejar el luto, la psicóloga también añade la importancia de mantener la rutina habitual de los más pequeños y pequeñas, evitar separaciones innecesarias y fomentar pensamientos positivos.

Esta psicóloga, como otros especialistas, también ofrece tratamientos a corto o largo plazo a pacientes derivados por el pediatra con patologías producidas por la situación traumática y que van desde trastornos de alimentación o por déficit de atención con hiperactividad, hasta fobias o depresiones. En cualquier caso, la experta recomienda visitar al médico de cabecera habitual primero para asesorarse si la situación lo requiere.

Las claves

  • Explicar la muerte con términos comprensibles y reales.
  • Escuchar las inquietudes, los temores y las fantasías del niño  y de la niña
  • Hacerle saber que no tiene la culpa.
  • Que sepa que siempre habrá una persona adulta de confianza que le va a cuidar.
  • Comunicarle que no tienen por qué morir pronto otros familiares significativos.
  • Abrazarle, besarle, transmitirle todo el cariño posible.
  • Asegurarle que volverá a sentirse bien.

Direcciones y datos de interés

–      Asociación Alaia-Duelo Organiza talleres dirigidos a niños y niñas  para ayudarles a superar la fase de duelo rodeados de otros compañeros y compañeras en su misma situación y con la familia como apoyo.

Algunos libros Sobre duelo infantil:

–      ¿Dónde está güelita Queta?, Editorial Destino.

–      ¿Dónde está el abuelo?, Editorial El Triciclo.

Sobre enfermedades:

–      El papá de Mía está raro.

–      Fufú y el abrigo verde.

–      La madre de Mark está deprimida. (según la web de la Confederación Española de Agrupaciones de Familiares y Personas con Enfermedad Mental).

Texto de Ana Valls Que he corregido con un lenguaje inclusivo y no sexista

Explícame qué ha pasado. Guía para ayudar a los adultos a hablar de la muerte y el duelo con los niños.

La Fundación Mario Losantos del Campo y Parcesa publican esta guía con el objetivo de ofrecer estrategias y respuestas a todos aquellos que sienten dudas sobre cómo abordar la explicación de la muerte y el duelo con los menores.

La reticencia a hablar de la muerte en nuestra sociedad hace que a menudo se intente suavizar lo sucedido ante el niño y la niña; en lugar de ayudarle enviamos un mensaje confuso al recurrir a estrategias erróneas como ocultar la verdad, evitar el tema o usar metáforas complejas. Según los terapeutas de la Fundación Mario Losantos del Campo (FMLC), estas conductas pueden llegar a perjudicar al niño o niña, mientras que ofrecerle respuestas claras y veraces favorece que se adapte a su nueva situación.

A través de su práctica profesional, este equipo de expertos y expertas ha detectado la creciente necesidad de dotar a las personas adultas de recursos para que aprendan a explicar la muerte y el duelo a los menores. Y es que las estadísticas son claras: uno de cada diez menores que pierde a uno de sus padres corre el riesgo de sufrir una depresión, si su duelo no se atiende correctamente.

-Una demanda silenciosa

Según explica Rosa Orche, responsable de asistencia a las familias de Parcesa, muchísimas familias acuden con dudas sobre este tema, hasta el punto de haber llegado a tener el caso de una mujer que solicitó contratar a  profesionales de la psicología para que le dijera a su hijo que su padre había fallecido; para mucha gente hablar de la muerte implica dolor y por eso optan por evitar el tema. Orche lo considera un error, ya que los menores necesitan saber qué ha pasado y deben enterarse por boca de las personas más cercanas a ellos. Mentirles para protegerles sólo empeora la situación.

-La muerte, una preocupación real

Actualmente, se calcula que cada año un 5% de la población sufre la pérdida de un ser querido muy cercano, de modo que anualmente son miles las personas que se enfrentan al dilema de cómo tratar a menores en duelo. Además, en contra de la creencia general de que los niños y niñas no saben ni necesitan que se les explique la muerte, «estudios científicos demuestran que son conscientes de su existencia desde muy temprana edad y sienten temores relacionados con ella», señala Loreto Cid, psicóloga y autora de la guía.

Además, se ha demostrado que, entre los 6 y los 8 meses, los bebés ya pueden ser capaces de notar la ausencia de la persona con quien han establecido su vínculo principal, por ejemplo, su madre. Por eso, es fundamental saber cómo abordar este tema según cada edad, con el fin de ayudar a los niños y a las niñas a desarrollar duelos sanos.

Uno de los consejos más importantes que ofrece la guía a la hora de explicarles la muerte es decirles la verdad, adaptándola siempre a la edad y al desarrollo cognitivo y emocional de la menor o del menor. También resulta clave darles la oportunidad de expresar sus dudas y permitirles participar siempre que lo desee en los ritos de despedida de la persona fallecida.

-Proyecto de sensibilización

La publicación de esta guía se enmarca dentro del proyecto Aprendiendo a vivir, Explicando el morir, una iniciativa que busca sensibilizar a la sociedad sobre la atención a menores en duelo, y ayudar e informar a las personas del entorno de los niños y niñas sobre cómo explicarles la pérdida de un ser querido. Además de la guía, el proyecto incluye la posibilidad de impartir en colegios charlas dirigidas a padres y profesores, con el fin de proporcionarles las herramientas necesarias para explicar la muerte a los niños ya las niñas y prevenir que desarrollen un duelo complejo.

**Título: Explícame qué ha pasado. Guía para ayudar a los adultos a hablar de la muerte y el duelo con los niños. Autora: Loreto Cid Edita: Fundación Mario Losantos del Campo Publicado en «ACTA SANITARIA»

4 respuestas a Duelo en Menores

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  2. Blanca dijo:

    Un post maravilloso para ayudar a los niños a superar la muerte.

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