Cómo matar a todos los monstruos de tu infancia (Ricardo Ros) |
¿Qué diferencia existe entre el recuerdo de un acontecimiento y una fotografía hecha en aquel preciso momento? Si observas con detenimiento, verás que el recuerdo que hay en tu mente poco tiene que ver con la «realidad» fotografiada por una cámara de película sensible.Durante mi infancia yo arrastré un enorme miedo sobre una película de cine que había visto, «Los experimentos del Dr. Watermans», un clásico de cine de terror. La película trataba de una nave espacial que regresaba a la Tierra invadida por una criatura extraterrestre. Yo veía las escenas del monstruo arrastrándose por el suelo, su figura, sus movimientos, la torre de alta tensión, y todo ello me estremeció de pánico hasta bien entrada la adolescencia. Mi enorme sorpresa fue cuando, ya siendo adulto, vi la película por TV. Nada era como yo me lo imaginaba, el monstruo era distinto, las escenas no correspondían con lo que yo recordaba… ¿Qué había pasado? Que en realidad yo no había visto la película siendo niño, sino que me la había contado un hermano un poco más mayor. El me había contado la película y yo me había imaginado los escenarios y el aspecto de los protagonistas. Mi hermano también vio la película por TV y para él sí que eran escenas conocidas. Mi imaginación había hecho que recreara algo que en realidad no había ocurrido nunca y que fuera tan vívido que me produjo pesadillas durante años.En realidad, eso es lo que ocurre con nuestro pasado: son recuerdos codificados y asociados a una sensación (buena, mala o neutra). La idea que tenemos sobre el pasado no es fruto más que de una generalización que hemos realizado de nuestras experiencias más significativas. Esto es muy importante, porque a través de esas codificaciones hemos ido construyendo nuestra personalidad y nuestra auto-imagen, las capacidades que poseemos y los recursos que tenemos a nuestra disposición. Esta es la razón por la que algunos enfoques psicoterapéuticos bucean en el pasado de las personas tratando de descubrir las causas que han provocado determinada disfunción. El psicoanálisis, con todas sus variantes, trata de encontrar el origen del conflicto en las relaciones que establecimos con las personas más significativas de nuestra más tierna infancia. Para ellos, es como si una huella marcada cuando somos pequeños nos condicionara el resto de nuestras vidas.
Desde mi punto de vista, los recuerdos que tenemos de acontecimientos del pasado pueden convertirse en experiencias limitadoras o en experiencias llenas de recursos. El pasado es la base de nuestra experiencia y, por lo tanto, es un rico baúl en el que hemos ido guardando opciones para resolver problemas, capacidades y habilidades. Si alguna vez hemos utilizado un recurso, ese recurso sigue estando a nuestra disposición, sólo tenemos que buscarlo. Pero el pasado también puede ser un mundo en el que hemos ido acumulando reacciones frustrantes que limitan nuestra vida. En este caso, el baúl está lleno de experiencias negativas, fracasos, sentimientos de dolor…. Para sentir algo del pasado, es necesario «traerlo» hasta el presente, ya que sólo es posible sentir en el presente. A través de la Línea del Tiempo, puedes situar las cosas del pasado en el pasado, de tal forma que se conviertan en un recuerdo, pero sin una sensación asociada. Existen muchas técnicas que permiten cambiar el pasado, recodificarlo, darle un nuevo sentido. Se puede recodificar traumas o abusos, eliminando la respuesta automática emocional que se sustentaba a lo largo del tiempo. Es posible revisar el sistema de creencias, eliminando las que nos limitan y cambiándolas por creencias positivas. Podemos cambiar el sentido de las estrategias que usamos para marcarnos objetivos, llenándolos de intenciones generadoras de recursos. ¿Se puede modificar el pasado? ¿Se pueden añadir recursos al pasado? Partiendo del hecho de que el pasado es el resultado de la codificación que hicimos en su momento de determinadas experiencias, existen las herramientas adecuadas para recodificar nuestro pasado. Ejercicio:
La idea que tenemos sobre el pasado no es fruto más que de una generalización que hemos realizado de nuestras experiencias más significativas. Esto es muy importante, porque a través de esas codificaciones hemos ido construyendo nuestra personalidad y nuestra auto-imagen, las capacidades que poseemos y los recursos que tenemos a nuestra disposición. |
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Mariángeles Álvarez García
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