… y sentir cada mañana que soy libre como el viento.
Respiro poco, y ya no veo el mar cada día como en el pasado. Pero volveré. Mientras tanto, lo imagino porque es una necesidad para mi y para recuperarme.
Todos y todas tenemos obligaciones que nos sujetan; tenemos presiones de las que necesitamos liberarnos. Todos y todas disponemos de nuestros propios mecanismos de liberación y el mio es el mar. Regresar a el cada vez que puedo. Y recrearme con mis sueños.
En cada jornada vivo continuas presiones, percibo dolores, desigualdades y violencias. Nos rodea el desequilibrio y la búsqueda de paz. Es un dificil camino. Es una dolorosa senda. Por todo ello necesito respirar y volver al mar.
Como me gusta constatar que ya no estoy sin mar, que ya estoy en casa, en Donosti. Nos estamos «transplantando» nuevamente a casa. Es un proceso no exento de dificultades, pero es tan gratificante ver en el mismo día a las cinco sobrinas…
Esa es la mejor parte, estar con las tuyas y con los tuyos.
Me gustaMe gusta