Hoy lunes no trabajo, mañana nueve de septiembre es el día de la virgen; la que se le apareció a quien yo me sé en la madrugada de aquel día de hace treinta y un años en Haro, en el pub: la vieja taberna. Yo estudiaba segundo de carrera en la Ponti de Salamanca. El desarrollaba un proyecto en Pancorvo.

Y esta mañana el recuerdo me ha llevado hasta entonces, una madrugada que cambió el rumbo de mi existencia. Trastornó mi futuro, mis afectos, mi vida, restó, anulé potencialidades que estaban en mí y no llegaron… pero de todo se aprende.

Ahora creo que entregué mucho mas de lo que recibí. Pero fue mi decisión… con veinte años crees que sabes lo que quieres, y tan solo es una verdad parcial. Son muchas menos certezas las que en realidad posees que con las que crees contar.

Durante una época no deseaba vivir. Aquello no era vida, aquello era solo dolor, y alguna gotita de amor, migajas de otro banquete. No era dueña de mi propia vida, no estaba en paz, no tenía recompensas, no era considerada, no disfrutaba de la vida; en esencia no crecía adecuadamente, era una planta sin flores, sin brillo en sus hojas, triste, desvitalizada.

Desde mi madurez, veo lejana aquellos días, pero se que ha marcado mi vida: mi pasado, mi presente y mi futuro. Aunque en esencia soy la que quería ser. Y tengo mas o menos lo que deseaba. Mi amor, mi familia, mis amigos y me tengo a mí. Y pronto regreso a casa.