Porque no concede descanso la muerte.
Porque no permite olvidar el destino.
No es posible desertar de nuestra suerte.
Ni nos permite apartarnos del camino.
Porque vivir es el preludio de la muerte.
Porque sentir es imposible sin la vida.
Porque antes de no ser, quiero tenerte.
Porque quiero disfrutar de tu sonrisa.
Porque conozco los planes soy consciente.
Del tiempo, del espacio… y de los límites.
Porque muerte y vida son fin y principio.
Tu eres mi tiempo y juntos seremos olvido.
Mariángeles
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REPOSO
Una tristeza del tamaño de un pájaro.
Un aro limpio, una oquedad, un siglo.
Este pasar despacio sin sonido,
esperando el gemido de lo oscuro.
Oh tú, mármol de carne soberana.
Resplandor que traspasas los encantos,
partiendo en dos la piedra derribada.
Oh sangre, oh sangre, oh ese reloj que pulsa
los cardos cuando crecen, cuando arañan
las gargantas partidas por el beso.
Un aro limpio, una oquedad, un siglo.
Este pasar despacio sin sonido,
esperando el gemido de lo oscuro.
Oh tú, mármol de carne soberana.
Resplandor que traspasas los encantos,
partiendo en dos la piedra derribada.
Oh sangre, oh sangre, oh ese reloj que pulsa
los cardos cuando crecen, cuando arañan
las gargantas partidas por el beso.
Oh esa luz sin espinas que acaricia
la postrer ignorancia que es la muerte.
la postrer ignorancia que es la muerte.
Vicente Aleixandre
SIN FE
Tienes ojos oscuros.
Brillos allí que oscuridad prometen.
Ah, cuán cierta es tu noche,
cuán incierta mi duda.
Miro al fondo la luz, y creo a solas.
A solas pues que existes.
Existir es vivir con ciencia a ciegas.
Pues oscura te acercas
y en mis ojos más luces
siéntense sin mirar que en ellos brillen.
No brillan, pues supieron.
saber es alentar con los ojos abiertos.
Vicente Aleixandre