LLUEVE DETRAS DE LOS CRISTALES


Treinta y uno de marzo de dos mil siete
Llueve detras de los cristales, sobre los tejados llueve… pero eso lo cantaba Serrat en el otoño. Ahora acaba de empezar la primavera y sin embargo no escucho los violines, ni los cantos de los pájaros… mas bien escucho el canto del loco… y de la loca.
Esta es una primavera dura, como las últimas primaveras. En cada nueva primavera alguien se marcha, se ha marchado o está haciendo las maletas. No acabo de acostumbrarme a ello. Se que la vida está llena de cosas buenas ,alegres, tristes, llanto, risas, tristeza, alegria… la vida está llena de amor, llena de desamor… Pero sobre todo yo intento que la vida esté llena.
No quiero pasar por la vida de largo, sin apenas ruidos… soy escandalosa. Soy vital, soy llorona también ultimamente al menos. Llegue a los treinta años sin que casi nadie me viese llorar, y me parecía un triunfo… dura como mi madre… Riente como mi padre… Y ahora melancólica…
A veces pienso que en Cadiz me inculcaron la risa y algo de desparpajo descarado y en Lisboa la nostalgia. No me gusta ser nostálgica. Prefiero la risa. Prefiero la alegría. Prefiero sentir mi vida llena… la plenitud. Y me parece que para ello debo dejar dentro de mí hueco para todo lo que prefiero y lo que no. Amor.  
 

Acerca de Mariangeles Alvarez García

Psicóloga. Psicoterapeuta. Feminista. Involucrada. Interesada en los viajes introspectivos. En búsqueda.
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